sábado, 1 de noviembre de 2008

Tijuana estúpida.

Estúpida porque no hay intuición que valga en la calle. ¿Quedarse en casa o salir a morir? Esa es la cuestión.

Qué tiempos aquellos tan bonitos cuando a uno lo asaltaban con navajas, y si no había dinero en los bolsillos no había pedo, ya sería para la próxima. Ahora ya no buscan la morralla, ni usan navajas, ni hay próxima. Vivir aquí es una actividad de riesgo.

Tengo la certeza de que esto acabará algún día: o se acaban las balas o se acaba la gente.

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